sábado, 29 de noviembre de 2008

Cierzo

(Foto: Calle Rúa de Tudela)

En el mismo instante en el que mi pie izquierdo embraga para poner el Clio-racer en segunda, un arco iris de sensaciones invade la luna de mi automóvil y, tras ella, mis ojos lentilleados.

Para llegar a mi destino me quedan dos kilómetros de NA-160, dejando a los lados las naves del polígono y la tierra de los descampados, igual que cuando mi abuelo, bicicleta en marcha, me echaba la bronca por no ponerme más a la derecha del arcén.

Una nueva y chapucera rotonda me da la bienvenida, algo que no consigue ese dichoso letrero. "Tudela, la de tus compras". Mejor la de mis amigos, mi madre, mis gatos, el Ebro, mis ex novias, mis recuerdos... también la de las obras.

Aparco cerca de la Torre Monreal, bajo a la boutique más cercana a por un Twix. Me lo zampo. Y de nuevo al volante. Seis kilómetros hasta casa de los abuelos. Glorieta de Fitero-Cintruénigo-SKF, giro a la izquierda. Allí está el indicador mágico. "Murchante".

El Moncayo me mira, cubierto de nubes y nieve, pero me mira fijamente. Y yo a él también. Es el fondo del cuadro perfecto, del bodegón más auténtico, más familiar. Los invernaderos quedan a derecha e izquierda, produciendo rica huerta.

Paso el puente de la autopista, la gasolinera, el canal... y vislumbro la cooperativa, donde Víctor y yo robábamos uvas a los remolques de los tractores para merendar cuando ni siquiera teníamos diez años. El recibimiento pintado en un mural nunca cambia. "Quien a Murchante vino, y no probó el vino, ¿a qué vino?".

Pues a ver a la abuela Mari, al abuelo Jesús, a saludar a Justo, el vecino, que acaba de volver del campo con su 'mobilette', a jugar con mi primica Lucía, más rubia que el oro del rey Midas. A oler las brasas de la costillada de al lado, el aroma del pino del jardín y a tiritar de frío cuando salgo del coche y el bendito cierzo me recuerda que, dos meses después, vuelvo a pisar mi casa.

Por fin.

jueves, 27 de noviembre de 2008

La eficiencia tiene un arquetipo

(Va por ti, Juan)
¡¡Tengo gambas, tengo chopitos, tengo jamón!! Tengo unas gafas sencillas, mucha barba, apenas tocada por cuchilla o maquinilla. Tengo un horario machacón, que no es excusa para emplearme a fondo en cualquier momento del día...
También tengo una barra llena de pinchos, bocadillos, garrotes (en pamplonés), curasanes (en ribero), conos chocolateados, chocolatinas con forma de cono, de barra y de triángulo.
Tengo dos con leche, un cortao, tres solos con sacarina y un largo americano que realmente no tengo, pero que, si te apetece, pues te lo preparo.
Tengo veinte minutos de tiempo para leer el periódico por la mañana, antes de ponerme detrás de la barra.
Tengo un nombre bíblico, de apóstol, de rima fácil por ser el número 'one one'... un humor fenomenal, un catálogo de bromas hechas al pelo para tudelanos, tafalleses, baztaneses, oteizanos, estellicas, madrileños, valencianos y andaluces.
Tengo una velocidad terrible tomando nota, sirviendo, cobrando, calculando las vueltas, intuyendo la calderilla que me puede dar el cliente. Ese cliente que, aunque yo posea muchas cosas, siempre tiene la razón.

lunes, 24 de noviembre de 2008

La sonrisa del horno turco

A las once y media de la noche de un domingo, lo mejor para el ser humano de a pie es estar en casa, tumbado en el sofá, con la tele resumiéndote la jornada de liga, y la cama preparándose para recibirte por todo lo alto.

Otros, en esas horas crepusculares del fin de semana, acaban el día trabajando, en la cargante silla de una oficina, tras la barra de un bar medio vacío, o al fuego de la carne que se asa en los establecimientos de Kebab.

Ahmed es uno de estos últimos, de los que pasa calor desde la una del mediodía hasta que una jornada le pasa el testigo a la siguiente sin que la oscuridad de la noche haya dicho "hasta otra". A las tres, está hasta las narices de servir pizzas turcas y falafel, aunque lo hace a una velocidad tan estratosférica que ni él mismo se entera.

A las ocho comienza la segunda tanda, la de las cenas, que tiene el punto álgido cerca de las nueve y media. A esa hora, a mí aún me quedan dos o tres crónicas que encajar en la página del diario. Cuando acabo, voy al Kebab de Fuente del Hierro y me pido un lahmacum con ensalada.

Y allí están Ahmed y sus compañeros, dispuestos a servirte uno aunque lleven todo el día hasta las cejas de curro. No hay nada como ver un par de sonrisas en medio del agobio, en mitad de la cocina, del asfixiante horno turco. Y lo bueno que está el kebab... casi nada.



sábado, 22 de noviembre de 2008

Mazazos (Leitmotiv)



Un martes cualquiera, 9.00 h.


(¡Pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum!)

Intento buscar en Internet artículos sobre la convergencia multimedia, aunque estoy un poco espeso y no doy una con el omnipotente Google. Ha sido uno de esos días en los que levantarme ha perjudicado mi salud... Con lo bien que estaba en la cama, soñando que vivía en una mansión con Scarlett Johansson y teníamos unos hijos guapísimos, la mar de rubios... Se oye un ruidillo, ¿no?

(¡Chunta chunta chunta chunta chunta chunta chunta chuntaaaaaaaa!)

Voy a ponerme a maquetar la doble de Edición, que entregamos mañana vamos como el cu... ¿Qué es mejor? ¿Foto a tres, a cuatro, a diez? ¿Y el titular? a Dos columnas y tres líneas va que se sale... No, no, mejor a tres columnas y dos líneas ¡Que espeso estoy, joder! ¿Pero que narices es ese dichoso ruido?


(¡¡¡¡¡¡Unch unch ucnh unch unch unch unch unch unch unch unch uuuuuuunch!!!!!)
Pero si son las 9.45, y tengo que empezar a maquear el reportaje de Literario. ¡Qué mal, qué mal!¿Dónde lo he metido? Creo que esaba en mi pen... ¡Ay no! Si está en el portátil, y me lo he dejado en casa... Menuda papeleta. Y ese ruido... ¿¿¿Pero vas a desenchufar tu p... mp4 de los coj...??? Yo lo mato, ¡¡¡¡lo mato!!!!
(--------------------------------------------------------------------------------)
El ruido ha cesado, el alumno universitario ya no está en la sala de ordenadores. Por circunstancias de privacidad, no es posible desvelar el final de la historia. Sólo una cosa. Los letimotivs en lugares inapropiados pueden ser peligrosos. Si te apetece escuchar música con unos auriculares, existe un artilugio llamado regulador de volumen. Hasta otra...

jueves, 20 de noviembre de 2008

Ignorantes



A veces pienso que en el mundo hay muchos ignorantes. En otras ocasiones, me doy cuenta de que esta creencia tiene un fundamento casi matemático en la realidad.

Los generales de la época de Franco eran unos h... de p..., pese a quien pese, irrite a quien irrite. Y la verdad es que es hiriente que nos tengamos que tragar setenta años después los cartelitos con sus nombres enmarcados. Ellos, garantes de la paz, el respeto y el diálogo.

Unos valores que difunden igual de mal los terroristas, llámense FARC, Esukadi Ta no se qué, o los Libertadores de Villarriba de Topelejo de Soto.

Estos "héroes" también tienen el privilegio de salir en las guías telefónicas de Euskadi y Navarra y de dar nombre a las calles donde viven niños, ancianos, padres, madres, abuelos, abuelas, adultos y, en general, gente civilizada.

Me repatea vivir en la calle Virgen de mis Manos, porque a mí las vírgenes y sus cuentos de hadas me la traen floja. Pero como me pasé quince años en el número once la susodicha vía de Murchante, pues cojo y me como la virgen con patatas fritas y salsa de tomate de la Mejana.

Por desgracia, también tenemos que tragarnos, aunque con salsa de vergüenza, las calles de franquistas y etarras. Pero eso no es excusa para practicar a gritos la ignorancia. Tan asesinos son los unos como los otros, y si no, que venga Aslakssen y lo vea.

Y tan ignorante es el que justifica las calles de los antiguos como el que denuncia las de los modernos, pero es indiferente a las de los del NODO. Esos que se ven en blanco y negro y no en alta definición, que llevan chaqueta militar y no pasamontañas, y que son historia pasada en lugar de presente.

Las calles, avenidas, plazas, o los paseos no se merecen ni a los unos ni a los otros.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Una clase de Opinión Pública

Mientras la voz profunda de E.L. penetra hasta las entrañas de nuestras orejas, Richard Patterson aparece en mis sueños de opinión pública. Se acerca, vestido con un traje azul marino, camisa blanca impoluta y una corbata de rallas negras y amarillas, como las que lucen los futbolistas del Aluvión de Cascante en su camiseta.

Me comenta que hace días que no aparece en las clases de Don E.L., que ya tiene ganas de darse un garbeo por el aula 5 de la facultad. El maestro Patterson añora sus apariciones volatilizado en palabras entre los muros grises de la clase. Ahora sólo hablamos de Gallup y Toqueville.

De repente, Don Richard se sobresalta. ¡¡¡Rrrring rrring!!! Suena un móvil. Es el de E.L. "Estoy muy ocupado, te llamo en media hora", dice. Cuelga a la velocidad de la luz, sin saber ni siquiera quién le llamaba. "Antes ese era yo", se lamenta Richard. A continuación decide zamparse un bocadillo de Valium para olvidar sus penas.

Llaman a la puerta. ¡¡¡Toc, toc!!! Don P.L.B. entra sonriéndonos, abraza a E.L., y se dispone a hablar. Pero antes de que nos cuente cómo Rommel cruzó el Pacífico (hizo eso, ¿no?), un Nokia Tune de los de toda la vida comienza a escucharse de manera intermitente. A P.B.L. también le están llamando, y tampoco es Richard Patterson. Es George Bush hijo.

Y todo aplaudimos, porque resulta que George Bush hijo es el mejor presidente de la historia de los presidentes de los electores de los Estados Unidos... bla bla bla bla bla...zzzzz zzzzz zzzz zzzz... Suenan las carpetas cerrándose, los bolis golpeando el fondo de sus estuches, las mochilas levantándose del suelo, las puertas abriéndose. Ya es la hora. Menos mal que lo de Bush era un sueño, ¿no? La Opinión Pública es mudable. Y punto.

domingo, 16 de noviembre de 2008

El Príncipe del sur del Ebro


Foto: El Correo

Hace 23 años nació un príncipe que no tiene reino propio, ni un padre que sea rey, pero que se ha ganado a pulso su condición noble. Creció en Rincón de Soto, tierra de las más sabrosas peras del norte, mitad Rioja mitad Ribera de Navarra, al sur de los majestuosos márgenes que el río Ebro pasea por su valle.

Mi amigo Iñigo me contó que solían jugar juntos al balón en las calles de su pueblo riojano y que Fernando ya apuntaba maneras. También me confesó que el rubio era muy tímido, muy reservado, quizás demasiado para convertirse en el prometido de alguna princesa.

No sé si habrá conseguido conquistar el corazón de alguna joven casadera. De lo que no dudo es de que, por fin, después de muchos sinsabores, frases tragadas con resignación, oídos contaminados por gente que dice ser aficionada al fútbol, se ha reivindicado como el Príncipe.

El Príncipe de La Catedral, de los leones -quienes, aunque no anden muy fieros, demuestran que les queda garra felina de vez en cuando- . Es rubio, tiene los ojos azules, como los príncipes de los cuentos, y ha aprendido a ganarse a los que deben confiar en él. Esta noche, sin ir más lejos, se ha ganado mi confianza, la confianza de los 'athleticzales', apurando el tiempo, en el minuto 90.

Lo ha hecho descargando rabia en los hinchas que conteníamos la respiración, y se ha tirado al césped contagiado del éxtasis de la grada. Eskerrik asko, Fernando.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Carta a Jim Morrison

Querido Jim:
"Ella vive en la calle del amor, lleva tiempo en la calle del amor. Tiene una casa y un jardín, y me gustaría ver qué pasa allí". Aún me acuerdo de esta frase, Jim, de este inolvidable inicio de la canción 'Lovestreet', que compusiste en los sesenta.
Me viene a la mente porque hace tiempo que no sé nada de ti. No tengo ni idea de si por allá abajo, en el infierno (donde dicen que descansas), hay whisky suficiente como para que estés tranquilo. Tampoco sé si los cigarrillos son rubios y americanos, ni si a los que te acompañan en las profundidades les mola tu música. Yo te escucho siempre que tengo un ratito.
Te escribo para avisarte de que, si andas con mal de amores, aquí arriba tenemos una chica que te encantaría. Te viene al pelo, tío. Entre nosotros, Jimmy, todavía tenemos a Amy Winehouse (todavía, porque se rumorea que no le queda demasiado tiempo en la tierra). Una chica con mirada penetrante de ojos negros, que no es de color pero canta como si lo fuera. Además, es un talento musical, como lo fuiste tú.
¿Que si le gusta disfrutar de la vida? Pues claro que sí, Jim. Le gusta vivir al límite, ponerse hasta las cejas de cocaína, beber sin mesura... más o menos como a ti. La autodestrucción es su meta, como ocurrió en tu caso. Incluso un escultor ya la ha matado artísticamente, de un tiro en la cabeza. Sí, muy romántico. Como ves, estáis hechos el uno ara el otro.
Ya que en vida no encontraste a tu chica ideal, a esa mujer que te entendiese sin tapujos, te recomiendo que lo intentes con Amy. Aguanta unos meses o unos años, porque parece que su descenso a los infiernos está a punto de consumarse. Y, sin ánimo de molestarte más, me gustaría que resucitaseis dentro de unos años para cantar una canción juntos, a dúo. Tiene que ser alucinante.
Un saludo, Jimmy. Nunca te olvidaremos.

martes, 11 de noviembre de 2008

Seguiré soñando


A la deriva, perdida en el espacio, en la oscuridad del invierno de marte. La sonda Phoenix de la NASA se perdió anoche en el planeta rojo, se perdió, probablemente, para siempre. Ninguna revelación, ningún dato, ningún descubrimiento sobre la vida fuera del planeta tierra.

Otra vez la misma historia de siempre. Por muchos cacharros que envían los científicos a explorar por ahí, no se consigue absolutamente nada. Es como si una maldición hubiese azotado al ser humano, con una fuerza parecida a la de los muñecos vudú.
Las lamentaciones, no obstante, son inútiles. Para mí, innecesarias. La NASA y sus amigos seguirán gastando una pasta gansa en destripar lo indestripable, y otros seguiremos siendo soñadores.

Ya lo dijo la Oreja de Van Gogh versión Amaia Montero. "Esta vida es un sueño, y soñaré (uoh uoh incluido)". Soñemos entonces. Sigamos soñando que los extraterrestres existen, que la sonda Phoenix no se ha perdido. Que se la ha llevado un marciano, de cuerpo flacucho y cabeza exagareda; con un ojo gigante y antenas de alcance ultrasónico, y también con unos pies de catorce dedos superflexibles; capaz de encender fuego, hacerse la comida o crear vida con sólo mover un dedo de su poderosa mano.

En definitiva, un marciano que sea capaz de recrearme en mundos oníricos aunque pasen los años y la ciencia no aclare nada. Porque para estos casos, es mucho más útil creer en la ciencia-ficción.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Mazazos (¡¡¡Gggghsss!!!)


La resaca atornilladora que sufro desde hace más o menos una hora es de una magnitud fuera de lo común. Los mazazos constituyen una terapia eficaz, práctica y saludable para olvidarse de que una Black&Dekker penetra en tu cabeza. Así que, desde hoy, todos los sábados me dedicaré a desahogarme con la gente que me irrita.

Hoy toca hablar de la interjección 'ggghsss'. Esta expresión tiene su origen en Oteiza de la Solana (Navarra), el bonito pueblo donde vive mi amigo Javier Felones. Algunos gurús le atribuyen a él la extensión del uso de 'ggghsss'. Yo me lo creo porque es un 'crack'.
Él me inculcó la pasión por decir 'ggghsss' cada vez que las cosas no se amoldaban a la lógica humana y racional (vaya, vaya). En principio es una cosa de coña y tal, pero en esta ocasión viene al pelo para 'macear' y meter caña. Parte de mi asquerosa resaca se debe al hecho de haber llegado a casa con una mala leche antológica, gracias a la fabulosa y oportuna intervención en mi noche de fiesta de una persona 'ggghsss'.

Definamos persona 'ggghsss'. Persona que no sabe lo que quiere, que cree que los hombres y mujeres también son mascotas, que en torno a ella gira el mundo,el universo y la galaxia, que trata marionetas en lugar de seres humanos, que ejemplifica y personifica el mito de las rubias tontas, que irrita por naturaleza, que, que, que, que...

Es duro que una persona 'ggghsss' se cruce en tu camino, pero a veces pasa. De momento, me conformo con explicar al prójimo de qué va este tipo de gente, y lo peligros que puede entrañar cruzarse en su camino. En diez minutos me voy a trabajar, me duele la cabeza un huevo y estoy cabreado. Menuda papeleta. Pero puedo respirar tranquilo. Como diría un murchantino de pro: "Qué ancho me he quedau". Pues eso.

jueves, 6 de noviembre de 2008

El rosco de los tortolitos

Como en un bolero de Armando Manzanero, hay personas que por el amor lo dan todo. También hay empresas a las que les gusta mostrar a su público lo bonito que es haber encontrado a una media naranja fuera del contexto de los zumos naturales.

Telecinco lo demostró con creces ayer en la tarde noche, emitiendo un programa superespecial de Pasapalabra. No porque sus protagonistas fueran los mejores concursantes de la historia, ni porque Zapatero y Rajoy se enfrentasen en el rosco. Cristhian Gálvez, presentador del espacio, y Almudena Cid, ex gimnasta vitoriana (muy mona ella), estaban sentados a escasos metros en el plató.

A él más le valía, porque así se gana el sueldo. Ella, en cambio, ejercía de invitada de apoyo para un concursante. Nada extraño, si no fuera porque ambos son pareja y su boda está a punto de caramelo. ¿No es un poco violento?

Lo que pasa es que Telecinco supo aprovechar el producto de etiqueta tortolitos a la perfección. Gracias a los concursantes, los espectadores pudimos enterarnos que él se dirige a ella como Almu, que la considera muy guapa (menos mal), y si uno de los dos dice ven, el otro lo deja todo.

La clave puede estar en ensayar la situación, aunque no creo que sea muy cómodo tratar como una invitada a una mujer con la que compartes cama y algo más noche tras noche. "¿Cuáles son tus proyectos de futuro, Almu?". "Después del programa me voy a ir a cenar con mi prometido, ¿qué te parece, Christian?". "Creo que le mimas demasiado, mujer". "Ay...con lo que le quiero, hombre". "Que bonito, ¿verdad concursantes?".

Vamos, que lo único que faltó fue la puntillla. Un rosco en forma de corazón. Con eso, Telecinco se hubiera salido.


miércoles, 5 de noviembre de 2008

Manos a la obra

Foto: CBC

Uf, qué alivio. Miles y miles de kilómetros recorridos por todo el mundo, 639 millones de dólares recaudados en año y pico, cantidades desmesuradas de saliva empleadas en ofrecer conferencias y mítines, decenas de trajes, camisas, corbatas, pantalones y zapatos usados, numerosas reuniones con sus asesores, cumbres mundiales, infinidad de actos protocolarios, artículos leídos
y frases para la historia, millones de chapas, camisetas, pulseras, gorras y caretas vendidas a lo largo y ancho de los Estados Unidos y fuera del país.

Dan ganas de respirar un poco. Y Obama lo ha hecho. Ya es el presidente de los Estados Unidos. Esta noche seguro que ha dormido como un angelito.

Aunque mejor no creer que hay mucho tiempo para el descanso. Después del Yes, we can, del It´s about you, de los vestidos tan elegantes de Michelle, de su condición de hombre de familia demostrada con creces, del CHANGE con mayúsculas... ahora toca ponerse manos a la obra. Creo en Obama, creo en el cambio de los Estados Unidos, cambio interno y externo, pero para ello hay que cumplir lo prometido.

Ya falta menos. Tan sólo queda retirar las brigadas de Irak de manera progresiva, los 2.000 millones de dólares para los desplazados iraquíes, los 1.000 millones de asistencia no militar para Afganistán, el acercamiento a Cuba, el programa nacional de seguro sanitario, los 80.000 millones de dólares de recorte impositivo a trabajadores, dueños de viviendas y retirados, elevar el salario mínimo del país, la legalización de los inmigrantes, reducir las emisiones de gases invernadero en un 80% en 50 años e incrementar la investigación de células madre.

Casi nada. Si esta noche sus sueños han sido celestiales, ¿cómo dormirá Obama cuando haga todo esto? Será la repera, supongo. Manos a la obra.

NETadictos, NETenfermos


Es bonito llegar a casa y encontrar un paquete de Seur encima de tu cama. Es casi orgásmico abrirlo y tener entre tus manos un router wifi SAGEM 2404. La sensación es hipermegachupiguay si dos meses antes de este glorioso día has contratado un ADSL de 6 megas. 6x10=60. Sesenta días de ansiosa espera, babeando por una conexión a internet. Por fin, el momento deseado.

Entonces despiertas del sueño, porque resulta que ni con manual, ni con CD de ayuda, ni con los de atención al cliente consigues lo que quieres. El problema es grave. Necesitas urgentemente unos segundos de conexión. Sientes mono de logo de Google, de barra de navegación, de información on-line, de youtube, de facebook.
Eres una especie de 'Netadicto' compulsivo. Pero, cuando piensas que no hay remedio, que has caído en la cibermiseria para siempre, encuentras casos más extremos que el tuyo, que te hacen pensar en que hay una salida, una luz al final del túnel.

Con gente como Maty, tenemos razones de sobra para creer en nuestra rehabilitación y dudar de la suya. Su panda de 'yonkos' no sólo se pasa horas y horas en la Red, sino que además la utiliza para atacar a los que no se chutan como ellos y proclamar verdades fundamentadas en el testimonio indirecto desde miles de kilómetros de distancia. "Tronco, ábrete, que no estás en la onda", dicen. "Pringao, que sin mí el universo no tendría blogosfera de la buena, ni periodismo de redes sociales a precio de ganga, de ese que coloca que da gusto", te insisten.
A la mayoría no nos mola meternos todo eso en vena, porque preferimos lo que la 'cuadrilla matyana' llama medios de incomunicación. La Net y los blogs los queremos para lo justo. Entre otras cosas, para reírnos un rato de las memeces que publicáis en vuestros tronos. Memeces propias de 'Netenfermos'.




lunes, 3 de noviembre de 2008

Melancolía

Aunque sea lunes, el gallo mañanero que se ha colado en mi despertador llega acompañado de un sinsabor típico de los domingos. Resaca pura y dura, machacona y profunda. Esta vez el alcohol no tiene nada que ver con el mal cuerpo. Pamplona amanece gis y nublada y en el campus aún asoman los resquicios psicológicos del bombazo del jueves.

Es un día para hartarse de sensaciones transparentes. Más que nunca el ciudadano se encomienda a Sabina al pensar que mucha gente vive hoy en el número 7 de la calle melancolía. Y no hay peor escenario donde pasar una resaca, más aún teniendo en cuenta lo largo que es el camino hasta el barrio de la alegría. Hay unos cuantos años luz.

Queda lejos para aquellos pamploneses que han ido temprano a trabajar en medio de sinceros suspiros futboleros. Noviembre de 2008 empieza mal para los forofos osasunistas que añoran las tardes gloriosas de la primavera de 2007, en los campos verdes de Francia, Alemana y Escocia. Ahora no hay manera, chico (en navarro castizo). Menos mal que la mayoría de los hinchas no pudo ver ayer el partido por Goal TV, que si no...

También el camino es eterno para quienes miran cada día preocupados el devenir de las cifras económicas. Como en todo, la perspectiva depende de cada ámbito, de si se quiere mirar la botella medio llena o medio vacía. Lo que ocurre es que cualquiera de las dos es negativa.

Si el vidrio del paro se va medio llenando, mal asunto. Si el de las ventas tiende a vaciarse, también es síntoma de crisis, a pesar de que sea una muestra de ahorro. Los coches se venden un 40% menos que hace un año y los fabricantes y vendedores se echan las manos al coco. "¿Invertimos en bicicletas?" se preguntará alguno. Con el mal tiempo que hace, mejor no mojarse, digo yo.

Nunca fútbol y números estuvieron tan unidos por los sentimientos adversos. Mi puerta está abierta para ahogar vuestras penas conmigo. No en más melancolía, porque las resacas no son como las agujetas, que se van haciendo más ejercicio.

Lo mejor para estos casos es un poco de música. Y, sin faltar el respeto al poeta del bombín, sería apropiado escuchar la versión menos melancólica del número 7. La letra es la misma, pero Carmen París le da un ritmillo muy vivo que se agradece. Ahí va.