Entré por la puerta de la casa de Murchante, saludé al abuelo, a la abuela, a Lucía, que empezó a prepararse para coger caracoles con el primo Mikel, y subí a dejar las cosas. Cuando me puse la ropa de estar por casa me dio por echar un vistazo a la habitación en la que no dormía desde Semana Santa y en la que siempre hay cosas que uno no espera (en la foto están).
Allí estaba. El libro maldito, el que quizá me ha dado más dolor de cabeza en los cuatro años de Periodismo. El mismo que Mikel, Bea, Valva, Miren, Andrea y yo encontramos en una librería de La Habana. Dirección estratégica de empresas de Comunicación. Don Alfonso Sánchez Tabernero. Un 4 en el parcial de febrero. un 4 en el final de junio. Un 5 ,0 en septiembre. Y yo que iba a Murchante para desconectar de la Universidad...
Más curioso me pareció lo siguiente, porque lo último que esperaba ver era la acreditación de aquel día de septiembre de 2008. Jugaban en Tudela el TAU y el Fuenlabrada, un partido de ACB. No podía perdérmelo y fui para escribirlo luego en Diario de Navarra. Al llegar al polideportivo, pedí mi acreditación, previa reserva telefónica del documento. No me entretuvieron con tres horas superdivertidas de cola como pasó en la Expo mañica, pero me sorprendió que me dieran una en la que ponía Diario de Noticias. El 1 de julio empezaré a trabajar allí.
Entre el manual maldito, que me recordó que las asignaturas se pueden suspender, y la acreditación errónea que ahora parecía un capricho del destino, la visita a casa de los abuelos se tornó un tanto enigmática. Menos mal que a los dos segundos, Lucía ya estaba tirándome de la pantaloneta. Los caracoles nos esperaban. Cosas de casa.
2 comentarios:
Siempre es bueno tener un hogar así dónde regresar.
Por cierto, que curisísimo lo de la acreditación!!!!
Bien bonito Ariglia. Te perdiste la party del C.D. Idoya, tan entrañable como tu vuelta al hogar. Nos vemos
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