sábado, 24 de octubre de 2009

Cabezas locas



A Andrés Montes le emocionaba mucho cantar un canastón de Jordan en las veladas de Canal +. Pero si había algo que le llevaba hasta el límite en su apasionada narración, eso era contar lo bien que jugaban los más desalmados baloncestistas de la NBA. Antoine Walker, por ejemplo. Un jugador espectacular al que le podía su cabeza loca. De esos deportistas, que los hay a montones, lo intrigante es su capacidad para generar amor y odio a partes iguales en la hinchada. Su poder de aprobación cuando las cosas marchan bien, y de generar críticas cada vez que las neuronas les juegan una mala pasada.

Francisco Javier Yeste Navarro es uno de ellos. Yo, como hincha del Athletic, le venero. Su zurda es de lo mejor del fútbol de este país, como lo fue, suerte para los realistas, la de Javi de Pedro. Lo que ocurre es que la zurda de Yeste se va apagando conforme pasan las temporadas. El basauritarra enamoró en sus mejores años. Ahora, lejos de volver a encandilar de manera esporádica, produce más crispación que aplausos en la genuina grada bilbaína.

Acabo de leer que el jueves, en el partido de UEFA contra el Nacional de Madeira, Yeste se marchó del estadio tras ser sustituido al descanso. Ni siquiera vio cómo sus compañeros remontaban y ganaban 2-1. Muchos pensarán que es una más, que hay que acostumbrarse a este tipo de cosas, porque con Yeste es lo que hay. Yo soy más pesimista. Creo que el principio del fin ha comenzado. A este tío le queda poco fútbol en las piernas y mucha testosterona en el organismo.

No sé si jugará mucho más este año, ni si será su última temporada en el Athletic. Lo cierto es que la está empezando a liar parda (como diría cierta eminencia televisiva) con demasiada frecuencia, con una regularidad peligrosilla. Justo antes de ponerse a renovar el contrato. Mala señal, tratándose de un supuesto profesional. Yo en su lugar ya habría empezado a marcar goles de falta o a correr como un cosaco, como casi nunca lo hace. Esta vez, insisto, creo que le da igual.

Como consuelo previo a un hipotético final infeliz, me quedo con sus centros, con sus calzoncillos personalizados y más tonterías de esas que sí gustaban, con sus goles de falta (este contra Osasuna, canela fina...), etc, etc, etc... En fin, parece que ser del Athletic siempre significa tener que mirar demasiado al pasado.

3 comentarios:

Jurdan Arretxe dijo...

Y el entrenador le saca la cara de manera incomprensible, babosa y rozando lo maleante.

Mikel Arilla dijo...

Así es. Está claro que es una orden que viene de arriba, porque Caparrós no tiene precisamente aprecio por la tonterías de Yeste. Es el primer entrenador que le ha puesto las cosas claras, pero bueno.

Javier Felones dijo...

Pero sin ellos, los cabezas locas, qué sería del fútbol. Maradona, Eto´o, Stoichkov...
Sus locuras son nuestras debilidaes. Benditas cabezas rotas, corazones de cracks