jueves, 1 de enero de 2009

... 2009. El año que empezamos peligrosamente

En esta entrada inaugural de 2009 pensaba hablaros de los retos, hitos y fechas señaladas que espero con ilusión de aquí hasta el 31 de diciembre. El año de la licenciatura, del viaje a Cuba, del arriesgado despegue al mercado laboral, del adiós a las aulas y a los amigos que he hecho...

El azar o el destino, no obstante, se han encargado de conducirme con la atracción de un imán al increíble comienzo de año que ayer vivimos en casa mi madre, José Luis y yo. 2009 es ahora el año que empecé peligrosamente junto con mi familia. Creo que ni Dalí podía haberlo hecho mejor en uno de sus cuadros. Sin ninguna duda, puedo prometer y prometo que el surrealismo son los Arilla.

Todo empezó a las nueve y media, cuando mi madre y Joseph llegaron a nuestro pisito de Tudela prestos para dar los últimos retoques a la cena. Fondue de pescados y verduras, con ensalada y vino blanco para regar. Los útlimos retoques se convirtieron en una serie de detalles en principio insignificantes, pero a la postre letales. A mi madre se le olvidó descongelar las gulas y le faltaba preparar las salsas, más costosas de lo esperado. Tres cuartos de hora al canto.

A las diez y cuarto, todavía estaba sin poner la mesa. A y media quisimos empezar a cenar, pero entonces el infiernillo de la fondue nos jugó una mala pasada. La mesa estuvo a punto de arder, José Luis se quemó levemente en la mano, pero logramos arreglar el desaguisado. Otra media hora al canto.

Empezamos a meternos las deliciosas piezas de mar (sepia, rape y mariscos) a la boca más tarde de las once. Muy ricas, pero a toda leche, porque el dicho de "Nos van a dar las uvas" se estaba haciendo realidad. José Luis se pinchó en el dedo y yo me quemé un poquito en el labio. Pero bueno, sobrevivimos.

Las doce menos diez y casi con la cena en la garganta. Rápido, las uvas. "¿Las uvas? ¿Dónde están las uvas?", dice mi madre. Yo me empiezo a reír, aunque ella lleva un cabreo de mil demonios.

Todavía no sé donde están las uvas. Lo que sí sé es que, cuando Carlos Sobera dijo que estaban a punto de acabar los cuartos, partimos el último de los 36 gajos de mandarina con los que recibimos el 2009. Por lo menos lo recibimos.

2 comentarios:

LBS dijo...

ajajja!
Tenias razón; efectivamente me iba a reir con tu comienzo del 2009!
siempre giving de note arigilia!

Jurdan dijo...

"os útlimos retoques se convirtieron en una serie de detalles en principio insignificantes, pero a la postre letales".

¿Seguro que no hablas de Edición?

Urte berri on.