Querido alcalde:
Te escribo porque ya me voy de vuelta a Pamplona, y me apetecía despedirme de Tudela hasta la próxima bajada. Me voy contento, por haber estado con la familia y los amigos después de casi tres meses fuera. No te negaré que también me voy con algo de resignación porque siempre que vengo por aquí me encuentro con la misma cantinela.
Me sigue costando horrores creer que Tudela, con su dichosa coletilla marketingniana "la de mis/tus/sus/nuestras/vuestras/sus compras", goza de accesos dignos por carretera. Tú siempre me dices que compartes mi opinión, pero los baches joden igual las llantas de mi coche cada vez que te lo replico en persona.
De los atascos ni hablamos, ¿no? Siempre discutimos mucho por esto, sí. Pero es que hace falta valor. Para entrar en la escuela de calor y para darse una vueltecita en auto por nuestras calles. Hay que darse más vida con las obras de los viales, que si no a este paso acabaremos fabricando coches con sólo dos velocidades.
La irritación es un 'leitmotiv' recurrente en mis visitas, más aún al pensar en lo solo que sigue el barrio de Lourdes, de donde tú eres, Luis. No me extrañaría que pronto quisieran declararse independientes, y hacer de Luis Asarta su patrón. Tudela tiene que crecer hacia Murchante y hacia Tarazona, pero si el barrio se oxida, nos oxidamos todos con él.
No quiero acabar sin darte la enhorabuena por el éxito de la Ciudad Agroalimentaria, esa gran propuesta con la que crearás cientos de puestos de trabajo. No todo es malo, Luis. No todo, pero sí el monotema del polígono de tiro bardenero, que no sólo es culpa tuya.
Aquí me acuerdo también de Gayarre y los "amigos de las Bardenas", a los que doy las gracias por garantizarme otras veinte Navidades con permiso para avioncitos maniobrantes en nuestro más preciado tesoro natural. Tú, cómo no, también votaste a favor del convenio. Siempre en medio, tío.
Un afectuoso saludo,
El tío del mazo
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