domingo, 16 de noviembre de 2008

El Príncipe del sur del Ebro


Foto: El Correo

Hace 23 años nació un príncipe que no tiene reino propio, ni un padre que sea rey, pero que se ha ganado a pulso su condición noble. Creció en Rincón de Soto, tierra de las más sabrosas peras del norte, mitad Rioja mitad Ribera de Navarra, al sur de los majestuosos márgenes que el río Ebro pasea por su valle.

Mi amigo Iñigo me contó que solían jugar juntos al balón en las calles de su pueblo riojano y que Fernando ya apuntaba maneras. También me confesó que el rubio era muy tímido, muy reservado, quizás demasiado para convertirse en el prometido de alguna princesa.

No sé si habrá conseguido conquistar el corazón de alguna joven casadera. De lo que no dudo es de que, por fin, después de muchos sinsabores, frases tragadas con resignación, oídos contaminados por gente que dice ser aficionada al fútbol, se ha reivindicado como el Príncipe.

El Príncipe de La Catedral, de los leones -quienes, aunque no anden muy fieros, demuestran que les queda garra felina de vez en cuando- . Es rubio, tiene los ojos azules, como los príncipes de los cuentos, y ha aprendido a ganarse a los que deben confiar en él. Esta noche, sin ir más lejos, se ha ganado mi confianza, la confianza de los 'athleticzales', apurando el tiempo, en el minuto 90.

Lo ha hecho descargando rabia en los hinchas que conteníamos la respiración, y se ha tirado al césped contagiado del éxtasis de la grada. Eskerrik asko, Fernando.

1 comentario:

LBS dijo...

Echo de menos otro golpe del mazo!!