lunes, 3 de noviembre de 2008

Melancolía

Aunque sea lunes, el gallo mañanero que se ha colado en mi despertador llega acompañado de un sinsabor típico de los domingos. Resaca pura y dura, machacona y profunda. Esta vez el alcohol no tiene nada que ver con el mal cuerpo. Pamplona amanece gis y nublada y en el campus aún asoman los resquicios psicológicos del bombazo del jueves.

Es un día para hartarse de sensaciones transparentes. Más que nunca el ciudadano se encomienda a Sabina al pensar que mucha gente vive hoy en el número 7 de la calle melancolía. Y no hay peor escenario donde pasar una resaca, más aún teniendo en cuenta lo largo que es el camino hasta el barrio de la alegría. Hay unos cuantos años luz.

Queda lejos para aquellos pamploneses que han ido temprano a trabajar en medio de sinceros suspiros futboleros. Noviembre de 2008 empieza mal para los forofos osasunistas que añoran las tardes gloriosas de la primavera de 2007, en los campos verdes de Francia, Alemana y Escocia. Ahora no hay manera, chico (en navarro castizo). Menos mal que la mayoría de los hinchas no pudo ver ayer el partido por Goal TV, que si no...

También el camino es eterno para quienes miran cada día preocupados el devenir de las cifras económicas. Como en todo, la perspectiva depende de cada ámbito, de si se quiere mirar la botella medio llena o medio vacía. Lo que ocurre es que cualquiera de las dos es negativa.

Si el vidrio del paro se va medio llenando, mal asunto. Si el de las ventas tiende a vaciarse, también es síntoma de crisis, a pesar de que sea una muestra de ahorro. Los coches se venden un 40% menos que hace un año y los fabricantes y vendedores se echan las manos al coco. "¿Invertimos en bicicletas?" se preguntará alguno. Con el mal tiempo que hace, mejor no mojarse, digo yo.

Nunca fútbol y números estuvieron tan unidos por los sentimientos adversos. Mi puerta está abierta para ahogar vuestras penas conmigo. No en más melancolía, porque las resacas no son como las agujetas, que se van haciendo más ejercicio.

Lo mejor para estos casos es un poco de música. Y, sin faltar el respeto al poeta del bombín, sería apropiado escuchar la versión menos melancólica del número 7. La letra es la misma, pero Carmen París le da un ritmillo muy vivo que se agradece. Ahí va.


1 comentario:

Jurdan dijo...

Pues aquí va el primer mazazo. Mikel, buena suerte en esta, tu nueva andadura cibernética y ¡que Matías te acompañe!