martes, 11 de noviembre de 2008

Seguiré soñando


A la deriva, perdida en el espacio, en la oscuridad del invierno de marte. La sonda Phoenix de la NASA se perdió anoche en el planeta rojo, se perdió, probablemente, para siempre. Ninguna revelación, ningún dato, ningún descubrimiento sobre la vida fuera del planeta tierra.

Otra vez la misma historia de siempre. Por muchos cacharros que envían los científicos a explorar por ahí, no se consigue absolutamente nada. Es como si una maldición hubiese azotado al ser humano, con una fuerza parecida a la de los muñecos vudú.
Las lamentaciones, no obstante, son inútiles. Para mí, innecesarias. La NASA y sus amigos seguirán gastando una pasta gansa en destripar lo indestripable, y otros seguiremos siendo soñadores.

Ya lo dijo la Oreja de Van Gogh versión Amaia Montero. "Esta vida es un sueño, y soñaré (uoh uoh incluido)". Soñemos entonces. Sigamos soñando que los extraterrestres existen, que la sonda Phoenix no se ha perdido. Que se la ha llevado un marciano, de cuerpo flacucho y cabeza exagareda; con un ojo gigante y antenas de alcance ultrasónico, y también con unos pies de catorce dedos superflexibles; capaz de encender fuego, hacerse la comida o crear vida con sólo mover un dedo de su poderosa mano.

En definitiva, un marciano que sea capaz de recrearme en mundos oníricos aunque pasen los años y la ciencia no aclare nada. Porque para estos casos, es mucho más útil creer en la ciencia-ficción.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Phoenix, Fénix para los amigos, ha decidido buscarse otro trabajo. Estaba de corresponsal en Marte, 24 horas al día disponible para los jefes, menos de mil euros al mes, sin seguro médico ni dental y con la parienta a punto de dar a luz.

Dicen las malas lenguas que está de camarero en un Starbucks del planeta rojo. Cobra parecido pero, al menos, tendrá tiempo de poner los pañales a su criatura.

Jurdan dijo...

Cuando las hordas irunesas bajaban la Castellana yo lo vi en un Estarbax de Madrid. Lo comento.

Ariglia, actualiza, ¿o qué? Ayer tuvimos partidazo en el Santiago Belcebú como para decir algo, ¿no? ¿O todavía te dura el susto onubense?